Mis Autitos - Los circuitos

Aquel  grupo de gente corría en circuitos de tierra apisonada e impermeabilizada con aceite usado de auto. Las curvas eran peraltadas y, dada la particularidad constructiva de los autitos, estos tomaban las curvas siguiendo la trayectoria del circuito.

Lógicamente, había que disponer de casas con terreno grande y patio disponible, y esto era lo difícil.
Más de una vez las madres enojadas suspendían la largada de la carrera inaugural del circuito, con la estricta directiva de “dejar todo como estaba antes”.



A falta de esos circuitos, que eran verdaderos autódromos en miniatura, se corría también en patios con piso de mosaico, “dibujando” la pista con tiza (tal como hacen hoy a los entusiastas del “mano control“).
También se disputaban carreras en las calles, por el cordón cuneta que era  (en mi barrio) de unos 35 ó 40 cm de ancho en el largo de una cuadra.

Había un grupo, parientes de ANIBAL SUPICICHE (ver mas adelante en “los pilotos”), que hicieron una pista en Rincón, unos 20 km al norte de Santa fe, un pueblito que en esa época, era todo de casas quintas. Cuando yo visité esa casa ya estaba abandonada. Me acuerdo que era un trazado en forma de triángulo, todo rodeado de un tabique perimetral de ladrillos  colocados de rafa, de dos hiladas de alto.

En 1960 mis padres se trasladaron con nuestra familia, a Córdoba, donde nos instalamos.
Con ese traslado perdí todos mis contactos con Santa Fe y con los distintos participantes, que  fueron absorbidos por sus vidas y sus actividades.

Para mi suerte la nueva casa de Córdoba tenía un patio adecuado para la construcción de un  “autodromo” y, gracias a la bondad  y comprensión de mis padres, obtuve el permiso de construcción de mi autodromo [paciencia, falta el dibujo...] antes y después de la construcción de una pequeña pileta.
Este autodromo fue construido por mí con la ayuda de mi padre y fue el último hecho en base a tierra  apisonada y aceite.


A partir de ese autódromo y vistos los inconvenientes de mantenimiento de las pistas de tierra (conseguir aceite de auto ya no me resultaba tan fácil, el desyuyado y limpieza de la pista se llevaba la mayor parte del tiempo libre -a esta altura yo trabajaba y estudiaba), tomé la decisión de hacer las pistas… de cemento.
Sobre un contrapiso de cascotes, previo los movimientos de  tierra necesarios para hacer los peraltes, se extendía una capa de cemento y arena (en cordobés esta mezcla se llama “concreto” y tiene un dosaje de 1 parte de cemento por 3 o 4 de arena). Para hacer ésta es necesario que en el grupo haya alguien con habilidades de albañil. En mi caso, ayudado por mi padre, que era técnico constructor, y yo mismo, que luego fui arquitecto, cubríamos esa necesidad.  

En lo sucesivo,  todas las pistas que construí, lo fueron con esa técnica.
En 1970, cuando me casé y me fui a vivir a mi casa, en donde vivo actualmente, construí la penúltima de las pistas.

Y hacia 1988, cuando fue necesario hacer un quincho, (que además incluía un taller donde entre otras cosas, se construían y mantenían los autos de carrera) construí o mejor dicho, hice la  última  modificación, llevándola al trazado actual [paciencia, falta el dibujo...]

El último avance fue el  agregado, de guard rails en los bordes  externos de las curvas. Están hechos de caños de agua plásticos de pvc o polipropileno de  ½  ó ¾ tomados con un tornillo a un taco Fisher.

Bueno, el estado actual, no es el deseable; los años no le pasaron en vano: hay tramos que son de 1970!  
En estos días inicio la reparación de  dichos tramos a la espera de un resurgimiento de la actividad.